Esta pequeña parece estar cavilando alguna preocupación de esas que nos suelen atacar a nosotros los adultos cada tanto. Pero aun así no pierde esa mirada picara, vivaracha e inocente que caracteriza el rostro de los niños.
Que nos sirva para ver lo hermosos que podemos ser manteniendo esa aura maravillosa, esa que tienen los niños y no dejar que las dificultades, preocupaciones o mezquindades de mucha gente contaminen nuestra alma.
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